sábado, 25 de enero de 2014

UNA CITA CON LA HISTORIA


Anoche, en el pabellón más famoso del mundo y la Meca del baloncesto, el Madison Square Garden, todos teníamos una cita con la historia de la NBA a la que habíamos sido invitados por la ya leyenda de los Knicks, Carmelo Anthony. Ninguno podíamos imaginar semejante hazaña antes de comenzar el encuentro que enfrentaba a los New York Knicks contra los Charlotte Bobcats.

        Los primeros compases del partido ya dejaron entrever que Carmelo Anthony iba a tener una buena noche en lo que a anotación se refería, consiguiendo algunas canastas en la primera mitad del primer cuarto que le harían ponerse con 12 puntos con facilidad. El acierto continuó hasta marcharse a los 20 puntos al finalizar los primeros 12 minutos de juego.

Con este tiro conseguía Carmelo la cifra definitiva de 62 puntos
        Al comienzo del segundo cuarto, la estrella del equipo de la Gran Manzana seguía en pista, cuando normalmente descansa, probablemente ya consciente de lo que podía conseguir esa noche. Su ritmo anotador desquiciaba a la defensa de los Bobcats, que aún con hasta tres defensores sobre él, no conseguían frenarlo lo más mínimo. Era un auténtico espectáculo. Canasta tras canasta. Puntos y más puntos. Parecía que no tenía fin. Ya había aparecido esa magia propia del Madison Square Garden, esa que lo hace el pabellón más especial del mundo. Y esa noche era la noche del 7. Se marchó hasta los 34 puntos antes del descanso. O eso creíamos todos antes de que se hiciera con el balón en campo de lo
s Bobcats y metiera un triple desde medio campo sobre la bocina que desató la locura en el Madison e hizo que a todos se nos pusiera el vello de punta. Carmelo se había ido a los vestuarios con 37 puntos en su haber y dejando un marcador de 46-67 claramente favorable al equipo de casa, dejando la impresión de que esto no había hecho más que empezar.

        Ya se empezaba a hablar de tres récords: el récord personal de anotación de Carmelo (50), el histórico de los New York Knicks (Bernard King con 60 puntos en 1985) y el récord de anotación en el Madison Square Garden (Kobe Bryant con 61 en 2009). Estaba claro que, como mínimo, Carmelo iba a disponer de balones y tiros para conseguirlo.

        Otros 6 puntos en los primeros dos minutos. Así empezó el protagonista de la noche el tercer cuarto. 43 puntos en apenas 26 minutos. Simplemente bestial. Los Bobcats se movían ya en torno a una desventaja de 30 puntos. No sabían cómo hacer frente a esa tormenta anotadora llamada Carmelo Anthony. Superó su récord personal de anotación con una bandeja en contraataque para ponerse con 51 puntos con 7 minutos por delante antes de llegar al ultimo cuarto. Ya era imparable, y se marchaba hasta los 19 puntos en el tercer cuarto para sumar la espectacular cifra de 56 puntos. 56 puntos en 3 períodos.

        Los Knicks, ya en el último cuarto y con el partido más que resuelto desde hacía tiempo, jugaban totalmente entregados por y para que Carmelo Anthony sumara cuantos más puntos mejor. A Anthony sólo le iba a llevar 5 minutos del último período superar la barrera de los 60 puntos y anotar la canasta de los 62 puntos con un tiro de media distancia a tabla que emocionó a cada aficionado Knickerbocker y no tan Knickerbocker.

        Carmelo Anthony se sentaba con una ovación tremenda que hacía muchísimos años que no se veía en el Madison Square Garden, probablemente desde un Ewing que, cosas de la vida, estaba sentado esa noche como asistente de los Charlotte Bobcats. Superó la máxima anotación en esta temporada que sólo unos días antes había conseguido Kevin Durant con 54. Había hecho historia, había batido los tres récords que tenía a su alcance: el récord de anotación personal, el récord histórico de anotación de los Knicks que poseía su ídolo de la infancia Bernard King y el récord de anotación en el Madison hasta esa noche en poder de Kobe Bryant. Él sabía perfectamente que ya es una leyenda de esta franquicia cuando salió del tiempo muerto para alzar la mano y saludar a la grada que, como más de uno en su casa y por televisión, no paraba de aplaudir.


       
Carmelo Anthony ya es una leyenda de los New York Knicks, si aún no lo era, y del Madison Square Garden. Sólo nos queda sentarnos, abrir bien los ojos, y seguir disfrutando de este maravilloso jugador.

Por Fran Gázquez (@fran_gazquez)

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